Pasta fresca rica y fácil hecha en casa

Hola!

Esta tarde hemos hecho pasta fresca en casa, para hacer mañana una lasaña de setas y champiñones (próximamente la receta en una nueva entrada ). Es muy muy fácil de hacer, y tan sólo hacen falta un par de ingredientes que seguro que todo el mundo tiene en casa:

Las proporciones a utilizar son de un huevo (mediano) por cada 100 gramos de harina para 2 personas. En este caso, voy a utilizar 2 huevos y 200 gramos de harina, porque mañana haré una lasaña. Lo que sobre, se puede guardar y aguanta perfectamente unos meses, aunque personalmente dudo muchísimo de que en casa vaya a durar tanto tiempo!

1- En primer lugar, se tamiza la harina y se coloca en un montón sobre una superficie de trabajo de madera u otro material liso que no sea frío:

2- Hacer un hueco en el centro con los dedos:

3- Batir los huevos y echarlos en el hueco:

4- Con un tenedor, ir añadiendo poco a poco la harina que queda fuera del hueco a los huevos batidos hasta formar una masa, procurando no romper las paredes de harina que rodean el hueco. Por mucho que se haga con cuidado, al final resulta bastante inevitable que se desparrame un poco de huevo:

5- Amasar de manera rápida y sin vacilar, usando ambas manos para echar la harina restante sobre la mezcla de los huevos, hasta que ésta quede cubierta por completo:

6- Empezar a trabajar la masa con las manos hasta que la harina se mezcle con los huevos. Para saber si la masa necesita más harina, ésta debe estar húmeda pero no pegajosa. La masa tendrá la consistencia apropiada cuando ya no se pegue ni en la mesa ni en las manos:

7- Envolver la masa en plástico transparente lo más herméticamente posible y dejarla reposar al menos 20 minutos:

Mientras la masa reposa, mi marido me ha preparado un cocktail refrescante:

8- Desenvolver la masa y amasarla otra vez durante un minuto, de manera que la humedad que se ha formado en la superficie se extienda por toda la masa:

9- Cortar la masa en porciones y pasarla por la máquina por lo menos unas 4 o 5 veces en la posición de máximo grosor, y después otro par de veces en la posición de grosor deseado, para que se vaya alisando y estirando poco a poco:

Si no tuviéramos máquina, el proceso de estirado sería prácticamente igual, sólo que se haría con un rodillo de los de toda la vida: cortar la masa en porciones e ir estirando poco a poco, girando la masa en plano unos 90 grados, trabajando con el rodillo hasta conseguir el grosor deseado. Con el rodillo sería un proceso bastante más largo, pero igualmente válido.

10- Dejar secar la pasta unos minutos para que no se pegue antes de proceder a cortarla. A medida que vayamos cortándola, ir dejándola reposar y continuar secando sobre papel absorvente de cocina:

En este caso, como quería la pasta en forma de placas de lasaña, la he cortando en rectángulos más o menos del tamaño de las placas que se venden en los supermercados.

Si se quisiera hacer en forma de spaguetti o tallarines, una vez que la masa está estirada y un poco seca, se enrollaría sobre sí misma y se cortaría con un cuchillo franjas del grosor deseado; después, sólo quedaría ir desenrollando las cintas, dejándolas reposar estiradas sobre papel de cocina. Para almacenar estas cintas (la pasta, una vez seca, se conserva perfectamente durante meses), envolverlas con la mano formando nidos y ponerlas a secar sobre papel de cocina hasta que queden completamente secas antes de guardarlas. Si se van a utilizar en el día, colocarlas sin desenrollar sobre el papel absorvente. Esta pasta fresca se cuece en unos 5 minutos.

La máquina de pasta que he utilizado, la compramos hace varios años en uno de nuestros viajes a Andorra, y aunque no recuerdo el precio concreto, se que no fue muy cara. Hasta que no tuvimos la máquina, hacíamos el estirado a mano y dejábamos la pasta colgando en perchas para que secara. Una vez, hicimos pasta fresca en casa de mis padres, y éramos 7 para comer; inundamos la cocina de mi madre de perchas y maquinaciones varias para dejar la pasta colgando para que se secara. Fue todo un espectáculo! Lástima no haber tenido una cámara en ese momento para fotografiar los cientos de tallarines colgado en perchas de todos los sitios posibles.

Y la máquina por sí misma tiene su propia anécdota, y es que el día que volvíamos de Andorra, en la aduana de la frontera andorrano-española, al guardia civil que nos hizo el registro le llamó mucho la atención porque nunca había visto una, y tras explicarle lo que era, para qué servía y cómo funcionaba, dijo que iría a comprarse una para él! En fin, espero que si lo hizo, la esté disrutando tanto como nosotros estamos disfrutando de la nuestra.....